Ligar con eyebrow-flash
Si estás desesperado por atrater la atención de una atractivo/a extraño/a al otro lado de una sala con una concurrida fiesta, puedes tratar lo que los ingleses llaman un eyebrow-flash (un saludo con los ojos, abriéndolos más, con la ayuda de las cejas).
- Paso 1. Hacer el eyebrow-flash. Esto hará que tu objetivo piense que debes ser un amigo o conocido, incluso aunque él o ella no te reconozca.
- Paso 2. Acercarte con seguridad y decisión. Cuando te aproximes, tu objetivo conforme te acerques se preguntará quien eres. Prepárate para ser habilidoso/a y utilizar esta confusión para iniciar una conversación animada acerca de si os habéis conocido antes.
- Paso3. Conversar a cerca de… ¿De qué es posible que te conozca? Una conversación de este tipo inevitablemente se centrará en intereses compartidos, amigos, hábitos y otras relevaciones mutuas que os puedan involucrar el uno con el otro a través de alguna información personal. Estos son precisamente algunos de los ingredientes del éxito a la hora de «flirtear» verbalmente, por lo que, de esta forma asumiendo que tu objetivo te encontrase atrativo/a, un eyebrow-flash con una apropiada continuidad, podría ser un salto para intimar con otra persona.
Hay dos precauciones que deben tomar los que decidan asumir esta técnica:
- Si tu objetivo no te encuentra atractivo, la estrategia del eyebrow-flash y la que le sigue sobre si os conoceis o no, puede ser una experiencia desagradable e irritante más que divertida.
- No debe utilizarse en Japón, país en el que el eyebrow-flash tiene connotaciones sexuales y nunca es utilizada como señal de saludo.
Controlar las expresiones de la cara
En general, si si tu objetivo te encuentra atractivo/a, ello se hará más evidente a través de los gestos de su cara que con sus palabras. Los estudios realizados sobre esta materia demuestran que las mujeres son mejores que los hombres leyendo las expresiones de la cara, pero ambos tendrán igual dificultad si se tropiezan con personas que controlan sus expresiones para esconder sus sentimientos reales. Ese pues, puede ser una estrategia si te conviene, llegado el momento.
Aunque las caras expresan sentimientos genuinos, cualquier expresión facial que ocurre de forma natural puede ser producida de forma artificial para fines o propósitos sociales. La sonrisas o frucir el ceño, por tomar dos ejemplos, pueden ser dos expresiones espontáneas de felicidad o de enfado; pero también pueden ser señales hechas deliberadamente, para indicar aprobación, acuerdo, duda, disgusto, etc. De esta forma los sentimientos reales de una persona pueden esconderse detrás de una sonrisa social, un labio superior contraido o una inescrustable expresión.
A pesar de estos potenciales engaños o despistes, se suele confiar más en las expresiones de la cara que en otros aspectos del leguaje corporal (ver al final enlaces a otras vertientes del lenguaje corporal). En una conversación miramos la cara de nuestro compañero/a más que sus manos o sus pies, y confiamos en sus señales faciales a la hora de interpretar el efecto que le causamos, e incluso cómo interpretar lo que ella nos dice. Y aunque las personas son mejores a la hora de controlar las expresiones de su cara que otros aspectos del lenguaje de su cuerpo, quedan indicios o restos, de pistas que nos pueden ayudar a detectar la verdad.
Ayudando a interpretar una sonrisa
Imaginemos que tu objetivo te sonrie… ¿Cómo saber si su sonrisa es espontánea o artificial? Habría cuatro maneras de detectar la diferencia:
- Primero una sonrisa espontánea produce las arrugas típicas en los ojos, por lo que si no aparecen querría decir que tu objetivo está «forzando» una sonrisa debido a la cortesía o educación.
- Segundo, las sonrisas forzadas o «sociales» tienden a ser asimétricas (más pronunciada en el lado izquierdo de la cara si es diestro/a o más pronunciada en el lado derecho si es zurdo/a).
- La tercera pista de una sonrisa forzada es el «momento de la sonrisa». Una no espontánea tiende a producirse en momentos socialmente inapropiados de la conversación (ej. unos pocos segundos después de que hayas hecho un comentario divertido, más que de forma inmdiata).
- Finalmente, otra pista es la duración de una sonrisa. Una sonrisa fabricada tiende a mantenerse más largamente (lo que se llama una sonrisa mantenida o fija, de plástico).
Es importante recordar que las diferencias culturales o de género hacen de las mismas expresiones significados bien distintos. Lo que en una mujer es una espresión de miedo, en un hombre puede ser de ira. Una sonrisa de un extraño/a puede significar que te encuentra atractivo/a pero también que es una persona sociable, extrovertida o que procede de un ámbito cultural en el cual sonreír es una cosa común y no particularmente significativa.
Expresiones para tu cara
Como regla general, tu cara debería ser una fuente de información constante mientras que estés ligando. Un rostro «en blanco», inexpresivo e invariable será interpretado como una falta de interés cuando estés escuchando y una ausencia de énfasis facial cuando hables será inquietante y estará fuera de lugar.
En esos momentos necesitas mostrar interés y comprensión cuando escuches por medio de expresiones faciales tales como abrir más los ojos, abrir las cejas para mostrar sorpresa, interrogación, énfasis… las comisuras de los labios para mostrar diversión, movimientos de la cabeza para mostrar asentimientos, frucir el ceño para mostrar perplejidad, sonreír para aprobar o para indicar que lo que estás diciendo no debería tomarlo muy en serio, etc. etc.
Afortunadamente la mayoría de estas señales faciales son habituales y comunes, por lo que uno no tiene por qué hacerlas conscientemente; no obstante una cierta conciencia de las expresiones de tu cara puede ayudarte un montón a controlar sus efectos para hacer pequeños «ajustes» y así captar mejor la atención de tu objetivo o aumentar el nivel de intimidad.
Por último, recuerda que tu objetivo es poco probable que te esté analizando a efectos de buscar signos espontáneos o sociales; Así que una sonrisa (aunque sea «social») siempre te hará infinitamente más atractivo/a que no sonreír.